
Howard Hawks en la película
Tierra de los faraones,
prefija tus condiciones
de una mala no ridícula,
por las riquezas febrícula,
que termina de rehén
de su codicioso edén,
y este fin piramidal,
que es un horrible final,
me sigue poniendo a cien.
(Tierra de faraones, Howard Hawks (1959)
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