miércoles, 22 de febrero de 2012

Jill Clayburgh


La Jill Clayburgh me ponía
al modo de los setenta,
no por sus curvas (exenta)
sino por su biografía
de personal rebeldía
mediando una moraleja,
y aunque aquí nadie se queja,
en décadas anteriores
hubo glamoures mayores
que no buscaban pareja.

Una mujer descasada, Paul Mazursky (1978)

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