Vivien Leigh
Me vas, Vivien, lastimada,
con tu esperanza vacía
en la peli del tranvía,
con esos ojos, ajada,
en el recuerdo arrullada
por la seda y el sudor,
tan lejos del esplendor,
con el cine confirmando
que, desde Gable a Brando,
hace el tiempo su labor.
Un tranvía llamado
deseo, Elia Kazan (1951)
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