Susan Hayward
Llorando era la mejor,
sacaba la mueca aviesa
y se las tenía bien tiesas
con Wayne el Conquistador,
pero ocurrió lo peor,
y no en la historia fingida,
que una radiación dormida
en tan áridos parajes
le dieron a aquél rodaje
consecuencias de por vida.
Para Susan, con respeto,
vaya este homenaje escueto.
El Conquistador de Mongolia, Dick Powell (1955)
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