Virginia Mayo
Esa rubia decidida,
con los ojos verde agreste
en el muy Salvaje Oeste,
no es mi Mayo preferida,
sino la novia aturdida
de ese Cagney tremebundo
que estallaba en un segundo
en medio de sus compadres,
y que, al fin, grita a su madre
que está en la cima del mundo.
Al rojo vivo. Raoul Walsh (1949)
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