Doris Day
Con armarios imposibles
de rosas y terciopelos,
o tapando el rubio pelo
con gorros también punibles,
sus comedias predecibles
mejorarían muy mucho
si un montaje con serrucho
les quitara moralejas,
e hiciera que Day, vulpeja,
montara a un Rock en plan rucho.
Confidencias a medianoche, Michael Gordon (1959)
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