Jill Clayburgh
La Jill Clayburgh me ponía
al modo de los setenta,
no por sus curvas (exenta)
sino por su biografía
de personal rebeldía
mediando una moraleja,
y aunque aquí nadie se queja,
en décadas anteriores
hubo glamoures mayores
que no buscaban pareja.
Una mujer descasada, Paul Mazursky (1978)
No hay comentarios:
Publicar un comentario