Cuando Dietrich sobrevive
a las ruinas de la historia
algo acude a su memoria
para que a tí te cautive
antes que llegue el declive,
la condena del desdén,
o el olvido de un edén
esquivo e inexistente,
esa ronquera indolente
cantando "Lilí", Marlene.
("Berlin- Occidente", Billy Wilder, 1948)